💃 Bailando entre culturas: cómo Francia me inspira a moverme diferente
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Viajar a otro país siempre cambia la forma en la que miras las cosas. Desde que llegué a Nantes, me he fijado mucho en cómo se vive el movimiento aquí: la manera de caminar, la energía en la calle, incluso cómo la gente se expresa a través del cuerpo.
Y aunque todavía no he encontrado clases de heels (o quizá no he investigado lo suficiente 😅), sí he notado algo muy interesante: la danza está en todas partes, aunque a veces no se llame “danza”.
🎶 Movimiento cotidiano
En Francia, la gente se mueve con una naturalidad distinta. Hay una especie de fluidez tranquila, menos explosiva que en España, pero con mucho estilo.
Los cuerpos aquí parecen llevar un ritmo propio: desde los que pasean en bici por las calles empedradas, hasta quienes se reúnen en plazas improvisando pasos de hip hop o afro.
No todo es un estudio de danza o una clase programada. En Nantes, he visto cómo el movimiento ocurre de forma espontánea: en un parque, en un bar con música en directo, o incluso en una exposición donde alguien empieza a moverse al ritmo del sonido ambiental.
👠 Falta de heels, pero sobra actitud
Me ha sorprendido no encontrar fácilmente clases de heels. Tal vez porque aquí la danza urbana tiene más presencia en estilos como hip hop, break o contemporary fusion.
Pero eso también me inspira: ver cómo cada cultura prioriza un tipo de energía diferente.
Mientras en España —y sobre todo en Valencia— hay una conexión fuerte con el empoderamiento y la sensualidad del heels, aquí percibo más una búsqueda de expresión libre y artística, sin tanta estructura ni estética definida.
Y eso me recuerda algo importante: cada estilo nace de una necesidad emocional y cultural distinta.
🌍 Inspiración y mezcla
Este viaje me está ayudando a abrir la mente como instructora.
Quizá no encuentre clases de heels aquí, pero sí formas nuevas de conectar con el cuerpo y la música.
Estoy observando movimientos suaves, gestos más teatrales y una conexión con el entorno que me inspira a experimentar más en mis clases de urban y afrofusion.
Cuando vuelva a Valencia, quiero incorporar parte de esta energía más “liviana”, esa manera de moverse sin presión, solo por el placer de hacerlo.
✨ Conclusión
A veces viajar no es solo cambiar de lugar, sino descubrir nuevas formas de sentir el cuerpo.
Nantes me está enseñando que la danza no siempre necesita tacones o un espejo enfrente; a veces basta con una canción, un espacio libre y ganas de dejar que el cuerpo hable.